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lunes, 1 de junio de 2015

El ensayo del siglo XVIII

El ensayo del siglo XVIII


Vinculado a la prensa, en el siglo XVIII se desarrolló el ensayo , texto de carácter reflexivo en el que se manifiesta una opinión sobre algún aspecto de la realidad. Destacan el francés Michael de Montaigne (Essais, 1580) y el inglés Francis Bacon (Essays or Councils Civil and Moral, 1597).

Los escritos de Feijoo.

Padre Feijoo
La finalidad de Feijoo es combatir los errores científicos para lograr la modernización de la mentalidad española. Abordan temas variados: economía, filosofía, política, geografía, física, medicina, literatura, ideas religiosas, supersticiones... Como sus textos no se dirigían a un público especialista, éste se expresa con un tono familiar, cercano donde algunas veces incluye el humor.

Feijoo mantuvo una actitud constante de someter a toda crítica toda cultura recibida, negar la validez de principio de autoridad y proponer el método experimental cuando fuera posible.

Caldalso y las Cartas marruecas.

José Cadalso
Constituye un ensayo bajo tres puntos de vista sobre la España de su época. Uno es el español Nuño que juzga su patria desde dentro; la del joven marroquí Gazel, que vieja por España y representa al español curioso e interesado y la del sabio anciano Ben Beley, que enjuicia desde ideas universales los datos aportados.

La visión de España que nos ofrece Cadalso coincide con la de los ilustrados: Periodo de grandeza desde los reyes católicos hasta el siglo XVI y posterior decadencia. Aunque la obra es una crítica a la España de la época, no propone muchas soluciones.

Los discursos de Jovellanos

Gaspar Melchor de Jovellanos
Jovellanos es la figura más representativa de la Ilustración española. A diferencia de Feijoo, cuyo objetivo fundamental era educar a la población, Jovellanos dirigió sus escritos a las autoridades, con la finalidad de que se produjeran reformas que él consideraba importantes para el desarolló del país, siempre guiadas por el principio de la razón.
Sus obras abordan temas políticos , jurídicos, sociales y educativos.

Cultivar la tierra dista mucho todavía de la perfección a que puede ser tan fácilmente conducida. ¿Qué nación hay que, para afrenta de su sabiduría y opulencia, y en medio de lo que han adelantado las artes de lujo y placer, no presente muchos testimonios del atraso de una profesión tan esencial y necesaria? ¿Qué nación hay que no tenga mucho que mejorar en los instrumentos, mucho que adelantar en los métodos, mucho que corregir en las labores y operaciones rústicas de su cultivo? En una palabra, ¿qué nación hay que en la primera de las artes no sea la más atrasada de todas? (…) (…) Basta Señor, basta ya de luz y convencimiento para que vuestra alteza no declare la entera disolución de esta hermandad tan prepotente, la abolición de sus exorbitantes privilegios, la derogación de sus injustas ordenanzas y la supresión de sus juzgados opresivos. Desaparezca para siempre de la vista de nuestros labradores este concejo de señores y monjes convertidos en pastores y granjeros y abrigados a la sombra de un magistrado público (…) y restitúyanse de una vez su subsistencia al ganado estante, su libertad al cultivo, sus derechos a la propiedad, y sus fueros a la razón y a la justicia 
                                                                 Informe sobre la Ley Agraria. Gaspar de Jovellanos.

 

El teatro en el siglo XVIII

El teatro en el siglo XVIII


En la primera mitad de este siglo continuó con la producción barroca del siglo anterior. Autores de esta tendencia son José de Cañizares con la boba discreta y Antpnio de Zamora con las zarzuelas Todo lo Vence el Amor y Celos no guardan el respeto.

A mediados de los cincuenta, se observa un teatro neoclásico, mñas evidente en los setenta y, sobre todo, en los ochenta aunque estas tuvieron un recibimiento demasiado frívolas.

Paralelamente se desarrolló un teatro costumbrista, cuya expresión más destacada fueron los sainetes, piezas breves que presentaban tipos y costumbres populares del siglo XVIII. Destaca Ramón de la Cruz con obra como El petimetre o El Manolo.

Los autos sacramentales fueron desapareciendo progresivamente hasta su prohibición en 1765 Y igual suerte para las comedias de santos en 1788.

El teatro neoclásico.


El teatro neoclásico se apoya en la claridad, la sobreidad y la naturalidad, y tiene como objetivo la imitación de acciones humanas.

Este teatro fue más verosimil debido a que este respeta la regla de las tres unidades (acción, tiempo y lugar) y atiende al decoro. Este implica la adecuación a la realidad  y las convenciones morales, el respeto por la verdad histórica, la vestimenta de los personajes, etcétera. El número de personajes no excedía los ocho o diez personas y sólo tres o cuatro a la vez.

La tragedia neoclásica.

Escrita en verso cuyos personajes eran nobles o reyes del pasado, tenía una finadad didáctica: La pasión debía ceder a la razón y la obligación. Destaca Vicente García de la Huerta, Nicasio Álvarez de Cienfuegos...

La comedia neoclásica.

Experimentó un largo proceso de asentamiento en la realidad española. Escrita en prosa o verso , está protagonizada por personajes comunes  por medios de los cuales se ridiculizan los vicios de la sociedad. Al final se recompensa la virtud y la verdad en aras de la razón y el buen sentido. Destacan La petietra de N. Fernandez de Moratín y El señorito mimado, de Tomás de Iriarte.

Leandro Fernández de Moratín.


Empezó escribiendo poesía clasicista pero desarrolló su principal actividad como literato en el ámbito teatral. En todas ellas es notorio el carácter didáctico.
Leandro Fernández de Moratín

El sí de las niñas.

Escrita en 1801, se estrenó en Madrid en 1806 con un éxito rotundo.

Su argumento es sencillo: doña Irene ha concertado un matrimonio de su hija doña Paquita, de sólo dieciséis años, con el sesentón de don Diego. La chica está enamorada del joven militar don Carlos que es sobrino de don Diego. Enterado de la situación, don Diego renuncia a Paquita y permite casarse a los jóvenes. En la obra se combina elementos cómicos y sentimentales. En ella se brinda el modelo de una organización social y una actitud basadas en la razón. Don Diego ejemplifica una autoridad justa a la que deben someterse los súbditos; por su parte, doña Irene, representa el mundo anticuado.

El sí de las niñas respeta las normas del teatro de esta época ya que además de su finalidad didáctica, respeta las tres unidades dramáticas La prosa es natural y sencilla , y en los diálogos prima la agilidad; a ello contribuyen los escasos soliloquios, que, además, son muy breves.

Tanto esta obra como La mojigata fueron prohibidas por la Inquisición en 1815. Renovada la prohibición en 1823, esta obra se volvió a mostrar en 1834 con cortes de censura.

El sí de las niñas.

Acto I

Escena I

DON DIEGO, SIMÓN
Sale DON DIEGO de su cuarto, SIMÓN, que está sentado en una silla, se levanta.
DON DIEGO.- ¿No han venido todavía?
SIMÓN.- No, señor.
DON DIEGO.- Despacio lo han tomado, por cierto.
SIMÓN.- Como su tía la quiere tanto, según parece, y no la ha visto desde que la
llevaron a Guadalajara...
DON DIEGO.- Sí. Yo no digo que no la viese; pero con media hora de visita y
cuatro lágrimas estaba concluido.
SIMÓN.- Ello también ha sido extraña determinación la de estarse usted dos días
enteros sin salir de la posada. Cansa el leer, cansa el dormir... Y, sobre todo, cansa la mugre
del cuarto, las sillas desvencijadas, las estampas del hijo pródigo, el ruido de campanillas y
del cuarto, las sillas desvencijadas, las estampas del hijo pródigo, el ruido de campanillas y
cascabeles, y la conversación ronca de carromateros y patanes, que no permiten un instante
de quietud.
DON DIEGO.- Ha sido conveniente el hacerlo así. Aquí me conocen todos: el
Corregidor, el señor Abad, el Visitador, el Rector de Málaga... ¡Qué sé yo! Todos. Y ha sido
preciso estarme quieto y no exponerme a que me hallasen por ahí.
SIMÓN.- Yo no alcanzo la causa de tanto retiro. Pues ¿hay más en esto que haber
acompañado usted a Doña Irene hasta Guadalajara para sacar del convento a la niña y
volvernos con ellas a Madrid?
DON DIEGO.- Sí, hombre; algo más hay de lo que has visto.
SIMÓN.- Adelante.
DON DIEGO.- Algo, algo... Ello tú al cabo lo has de saber, y no puede tardarse
mucho... Mira, Simón, por Dios te encargo que no lo digas... Tú eres hombre de bien, y me
has servido muchos años con fidelidad... Ya ves que hemos sacado a esa niña del convento
y nos la llevamos a Madrid. 


La Poesía en el Siglo XVIII

La Poesía Posbarroca.


La poesía posbarroca se cultivó en la primera mitad de siglo, imitaba a los grandes poetas barrocos de la época (Góngora y Quevedo) abordando temas similares a los del pasado siglo. Entre sus representantes cabe destacar a Gabriel Álvarez de Toledo, Eugenio Gerardo Lobo y Antonio Porcel.

Poesía Neoclasica.

Hacia 1750 surgió una nueva orientación denominadas poesía neoclásica, que terminó imponiéndose a la barroca. En ella coexisten varias tendencias que incluso a veces son cultivadas por el mismo poeta.

Félix María de Samaniego
 -Poesía rococó. Poesía de tono menor, con un léxico cortesano y refinado, cuyas composiciones características son las anacreónticas, que emplea metros de ritmo marcado. Sus temas: el amor y la belleza femenina en un ambiente bucólico. Destacan Cadalso además de Diego Tadeo González, Juan Pablo Forner y Juan Meléndez Valdés.
 -Poesía filosófica. Cuando Cadalso abandona Salamanca, Jovellanos insta a los poetas salmantinos a abandonar los temas amorosos y comprometerse con una poesía útil a la humanidad y el progreso. En esta línea sobresale Manuel José Quintana.
 -Poesía didáctica. Igualmente útil, se desarrolla por medio de la fábula. Sus máximos representante son Samaniego (sus famosas fábulas) y Tomás de Iriarte.
 -Poesía sentimental. Hacia finales de este siglo, en algunos poetas como Nicasio Álvarez de Cienfuegos, se acentúan los desahogos emocioneles, cargados de desesperación y pesimismo, con algunas notas tétricas.


Las rosas que, ya marchitas,
de ti con desdén alejas,
la aurora me vio cortarlas,
y hermosas jóvenes eran.
Vivieron. Fue para siempre
su honor y antigua belleza.
¡Ay, todo cual sombra pasa,
y el ser a la nada lleva!
Vendrá el agosto abrasado
ahogando flores y, muertas
sus hijas, a otras regiones
volará la primavera.
En pos, el maduro otoño,
mostrando su faz risueña,
hará que el lánguido estío
bajo sus pámpanos muera.
Mas el aquilón bramando
se arrojará de las sierras,
y, lanzando estéril yelo,
cubrirá de horror la tierra.
Así, la lóbrega noche
sucede a la luz febea,
las risas a los lamentos,
y a los placeres las penas.
Es el universo entero
una inconstancia perpetua:
se muda todo; no hay nada
que firme y estable sea.
Y en medio a tantos ejemplos
que triste mudanza enseñan,
¡ay Filis!, ¿tu pecho solo
tendrá en amarme firmeza?
                               Romance la Desconfianza -Nicasio Álvarez de Cienfuegos.

viernes, 29 de mayo de 2015

Marco Histórico y Cultural

Marco Histórico y Cultural.


El siglo XVIII se conoce como el siglo de la Ilustración.
En los aspectos políticos podemos destacar los siguientes sucesos:

En el año 1700, tras la muerte sin descendencia del rey Carlos II (el último de la dinastía Habsburga) en España tuvo lugar un cambio de dinastía ya que el trono fue presidido por Borbones a manos de Felipe V (1700-1746)
Fernando VI
Esta circunstancia desató la Guerra de Sucesión entre los partidos del nuevo monarca y los de Carlos, archiduque de Austria. Tras ocupar Barcelona (1714) y Mallorca e Ibiza (1715) y promulgo los Decretos de Nueva Planta que derogaron los fueros de Aragón y Valencia reduciéndolos a los leyes de Castilla, se creo así, un estado absolutista y centralista.


Carlos III 
Fernando VI (1746-1759), cuarto hijo de Felipe V, mantuvo la neutralidad exterior para impulsar la reconstrucción del país. Su hermano y sucesor Carlos III (1759-1788) rey de Nápoles desde 1734 y gran conocedor llevó a cabo medidas reformadoras mientras que durante la Revolución francesa en 1789 despertó el temor con Carlos IV ya que reforzó la censura y consintió una mayor actividad de la Inquisición

En lo que se refiere a los aspecto socioeconómicos:
Se produjo un auge de la agricultura, acompañado del incremento de la población, el clero y los nobles introdujeron nuevas reformas. Se crearon núcleos burgueses que se dedicaron al comercio y que coincidían con aumentar la producción  y liberación comercial objetivos que llegaron a fundar la sociedades de amigos del país.

Periódico de la época americano
En los aspectos socioculturales podemos destacar los siguientes puntos:
-La mayoría de la población era analfabeta.
-Se defendía en la universidad la corriente escolástica y aristotélicas.
-La metafísica y la teología cedió paso a la ciencia.
-Los novatores fueron los percusores de la razón y la Ilustración en España y sus ideas se difundieron a través de sociedades y de la prensa.
-La prensa recobró importancia en este siglo ya que se difundían en política, avances científicos, crítica social, etcétera.

“El crecimiento de la población europea provocó la puesta en cultivo de nuevas tierras, por ejemplo, en Rusia, y el desarrollo de la emigración hacia América, el vagabundeo en el campo y el comienzo del éxodo rural hacia las ciudades. Este excedente de fuerza de trabajo se emplea en las manufacturas tradicionales, en espera del desarrollo de nuevas formas de producción industrial, que en adelante serán posibles y necesarias a un tiempo (...)
Finalmente, habría que señalar que el nuevo régimen demográfico da a Europa una mayor proporción de hombres jóvenes cuyo dinamismo y audacia habría quizá que relacionar con las múltiples innovaciones del siglo.
Benassar, Jacquart, Lebrun, Denis y Blayau. Historia moderna