El ensayo del siglo XVIII
Los escritos de Feijoo.
Padre Feijoo |
La finalidad de Feijoo es combatir los errores científicos para lograr la modernización de la mentalidad española. Abordan temas variados: economía, filosofía, política, geografía, física, medicina, literatura, ideas religiosas, supersticiones... Como sus textos no se dirigían a un público especialista, éste se expresa con un tono familiar, cercano donde algunas veces incluye el humor.
Feijoo mantuvo una actitud constante de someter a toda crítica toda cultura recibida, negar la validez de principio de autoridad y proponer el método experimental cuando fuera posible.
Caldalso y las Cartas marruecas.
José Cadalso |
Constituye un ensayo bajo tres puntos de vista sobre la España de su época. Uno es el español Nuño que juzga su patria desde dentro; la del joven marroquí Gazel, que vieja por España y representa al español curioso e interesado y la del sabio anciano Ben Beley, que enjuicia desde ideas universales los datos aportados.
La visión de España que nos ofrece Cadalso coincide con la de los ilustrados: Periodo de grandeza desde los reyes católicos hasta el siglo XVI y posterior decadencia. Aunque la obra es una crítica a la España de la época, no propone muchas soluciones.
Los discursos de Jovellanos
Gaspar Melchor de Jovellanos |
Jovellanos es la figura más representativa de la Ilustración española. A diferencia de Feijoo, cuyo objetivo fundamental era educar a la población, Jovellanos dirigió sus escritos a las autoridades, con la finalidad de que se produjeran reformas que él consideraba importantes para el desarolló del país, siempre guiadas por el principio de la razón.
Sus obras abordan temas políticos , jurídicos, sociales y educativos.
Cultivar la tierra dista mucho todavía de la perfección a que puede ser tan fácilmente conducida. ¿Qué nación hay que, para afrenta de su sabiduría y opulencia, y en medio de lo que han adelantado las artes de lujo y placer, no presente muchos testimonios del atraso de una profesión tan esencial y necesaria? ¿Qué nación hay que no tenga mucho que mejorar en los instrumentos, mucho que adelantar en los métodos, mucho que corregir en las labores y operaciones rústicas de su cultivo? En una palabra, ¿qué nación hay que en la primera de las artes no sea la más atrasada de todas? (…) (…) Basta Señor, basta ya de luz y convencimiento para que vuestra alteza no declare la entera disolución de esta hermandad tan prepotente, la abolición de sus exorbitantes privilegios, la derogación de sus injustas ordenanzas y la supresión de sus juzgados opresivos. Desaparezca para siempre de la vista de nuestros labradores este concejo de señores y monjes convertidos en pastores y granjeros y abrigados a la sombra de un magistrado público (…) y restitúyanse de una vez su subsistencia al ganado estante, su libertad al cultivo, sus derechos a la propiedad, y sus fueros a la razón y a la justiciaInforme sobre la Ley Agraria. Gaspar de Jovellanos.